TESTIMONIOS SOBRE EL Dr. DIE GOYANES

POR EL DR. JULIO DE LA MORENA

Dr. Julio de la Morena, ex-Jefe del Servicio de Medicina Interna del Hospital U. de Guadalajara


HOMENAJE AL Dr. DIE GOYANES

Con sumo gusto deseo participar en el merecido Homenaje que, a propósito de la creación de la Cátedra de Oncología-Quirúrgica, se va a realizar a uno de los pioneros de la cirugía oncológica en nuestro entorno, como fue Alfredo Die Goyanes.

Mi participación deseo circunscribirla a mis vivencias con el Dr. que fueron como PACIENTE Y como AMIGO.

Conocí a Alfredo Díe Goyanes en alguna de las vacaciones de verano por la costa mediterránea. Allí pudimos hablar de lo divino y humano, pero sobre todo escuché los avances de la cirugía, especialmente la oncológica, en aquel momento , contrastándolo con la Medicina Interna,
especialidad que yo practicaba.

No habría de pasar mucho tiempo, cuando en la Sección de digestivo de mi Hospital de Guadalajara me diagnosticaron un cáncer de colon. Mi angustia, unida a mi preocupación fue, qué cirujano podía intervenirme con las máximas garantías de éxito. Mis compañeros de la sección de digestivo fueron unánimes: el Dr. Die Goyanes.

Conecté con él. Recuerdo que estaba en un Tribunal de un colaborador suyo en la Universidad de Alcalá de Henares, pero a la semana estaba ingresado y dispuesto para la intervención. El trato que recibí de Alfredo Díe fue el de un profesional amable, responsable y que daba una sensación de tranquilidad y acercamiento al paciente, que me animaba a ponerme en sus manos. Dejo claro que un internista como yo, tiene mucho respeto al quirófano, probablemente por desconocimiento.

Lo cierto es que la intervención fue un éxito, todo salió bien y a la semana fui dado de alta, no sin antes recomendarme quimioterapia " por si se me ha escapado algún ganglio afectado¨. Todo fue bien las siguientes semanas, meses y años. De esto hace 25 años.

Por tanto, como paciente del Dr. Die Goyanes, solo puedo decir que he estado agradecido toda mi vida, pues en aquellos momentos tan delicados, él me resolvió mi grave problema.

La otra faceta de mi relación con Alfredo Die Goyanes es la AMISTAD. Comenzamos a vernos más frecuentemente en los veranos, donde entablamos una buena relación con él y con Baby (su mujer). Era entrañable ver a esta pareja, como se querían, incluso como se adoraban. Aquello fortaleció nuestros encuentros, donde era bastante habitual la presencia de sus hijos y nietos.

Ya en Madrid, fuimos invitados muy a menudo al Molino Umbroso, un precioso molino en la provincia de Guadalajara, donde se respiraba sosiego, silencio, paz y tranquilidad. Allí pasamos veladas muy agradables, a veces con otros amigos íntimos, con Baby, incluso con sus cuatro hijos y algún nieto.

Alfredo era un gran conversador, aquí debo destacar su memoria, capaz de recordar hechos acaecidos tanto en su etapa de EEUU como su experiencia en los hospitales de Madrid. Era aficionado al deporte aunque últimamente solo practicaba largos paseos al aire libre o en su propia ciudad. Me gustaría destacar la gran ayuda que recibió de apoyo constante de su mujer, siempre encantadora para con los suyos y con los demás.

La felicidad que el matrimonio irradiaba les fue transmitida a sus hijos e hijas, que aunque siguieron derroteros distintos, todos ellos triunfan en su profesión. Uno de ellos sigue la senda de su padre como cirujano.

Una de las últimas conversaciones con Alfredo fue para felicitarle el día de su cumpleaños. Me dijo: "Este año no lo celebraremos como siempre, por el virus, pero el año que viene lo celebraremos por todo lo alto".

Puede parecer un tópico, pero no lo es. Alfredo era un hombre cariñoso, afable y culto. Pero si he de destacar, en mi opinión, la mayor virtud de Alfredo es que fue un hombre bondadoso.

Guadalajara, 1 de noviembre de 2020.