TESTIMONIOS SOBRE EL Dr. DIE GOYANES
POR EL DR. CARLOS VÁZQUEZ ALBADALEJO
RECONOCIMIENTO AL DR. DIE GOYANES
Dr. Carlos Vázquez Albadalejo, Presidente de SESPM
La generación de una escuela quirúrgica no es tarea fácil. Es más, en muchas ocasiones tiene lugar sin que el Maestro se dé cuenta. No se trata de una meditada planificación dirigida en este sentido, sino en mi opinión, de la realización del trabajo diario metódico y riguroso, de alta evidencia científica y permitiendo a sus colaboradores el acceso al mismo. En síntesis, la aplicación de los conocimientos científicos más recientes huyendo de planificaciones especulativas que en el mejor de los casos suponen una pérdida de tiempo y en el peor llevan a la catástrofe.
Creo que esta filosofía es la que el Dr. Alfredo Die Goyanes practicó en su vida profesional y su formación, al provenir de una prestigiosa familia de médicos y de su posterior estancia en Norteamérica seguramente contribuyó a ello. Esto es lo que le llevó a ser durante muchos años, la figura de mayor prestigio en la Cirugía Oncológica de nuestro país.
Ejerció magistralmente la principal arma de entonces en la cura del cáncer, la Cirugía, con técnicas que en nuestro país no eran conocidas, en un ambiente en el que las otras armas, la farmacológica y la radioterapia eran inexistentes o de una alta morbilidad.
Le conocí en la década de los 70 cuando se le invitaba regularmente a los Symposiums que la Unidad Oncológica del Hospital General de Valencia organizaba anualmente de la mano del Dr. Antonio García Vilanova. Como médico Residente, de los que vivíamos en el Hospital, me encargaba, naturalmente, de entre otras ocupaciones de coordinar su estancia. Conocí entonces a sus más directos colaboradores Augusto, Luis, José Luis ....con quienes mantengo todavía una profunda amistad lo que me ha permitido seguir la vida postprofesional de Alfredo.
Todo ello me llevó hasta desarrollar una intensa amistad en la medida de que con frecuencia le consultaba problemas quirúrgicos complejos. Sobre todo, cuando me hice cargo en los años 80 del Servicio de Cirugía del Instituto Valenciano de Oncología IVO en que le invité a dar la primera conferencia, cuando el Centro disponía de lo básico para hacer una oncología integral. Pero sólo eso. En el mini salón de actos- biblioteca cabíamos todos los médicos de entonces. Nada más llegar me dijo: "oye, este edificio parece muy endeble" y efectivamente lo era. Nada que ver con el Hospital Ramón y Cajal, de donde provenía, también recientemente abierto y en el que era el Jefe de Servicio de Cirugía. Pero hemos conseguido que el IVO creciera y siga en pie y muy vivo hasta ahora; pero eso es otra historia.
En un momento en que el concepto de multicisciplinariedad era más teórico que real y aun siendo firmemente partidario de ello, el rol de la cirugía en el cáncer era absolutamente prioritario. Y Alfredo estaba totalmente convencido de ello. Su formación en USA, permitió que, a su llegada a nuestro país, los jóvenes cirujanos aprendiéramos de sus conocimientos a través de sus publicaciones y conferencias. En este caso no sólo desde un punto de vista teórico sino práctico:" Decía lo que había que hacer y nos enseñaba como la hacía, a través de sus películas y videos en los Congresos en los que era el Conferenciante estrella.
En este entramado profesional, de contacto y consejos continuos, llegué a heredar cargos que él anteriormente había ocupado, como la Presidencia de la Sociedad Española de Oncología Quirúrgica y de la Sociedad Española de Senología, de las que fue cofundador.
La huella formativa que ha dejado que bien conocen sus colaboradores más directos, además del aporte de conocimientos, se sustenta también en la cordialidad con aquellos que compartíamos algún momento de su vida. Este legado queda presente para generaciones posteriores.